Atlas AEED
4.2. Retroperitoneo
Dres. J.M. Segura Cabral, A. Oliveira Martin, R. Pajares Villarroya y N. Manceñido Marcos - Madrid
Para el estudio del retroperitoneo no es necesaria una preparación específica. En ocasiones, el estudio está limitado por la presencia de gas intestinal, por lo que se recomienda ayuno de 8 horas. Las principales patologías retroperitoneales son: adenopatías, colecciones líquidas, fibrosis retroperitoneal, neoplasias y suprarrenales.
La hipertrofia de los ganglios linfáticos es un hallazgo frecuente en las exploraciones ecográficas, tanto por causas malignas como benignas. Su exploración se realiza mediante cortes longitudinales y transversales en la línea media del abdomen. Cuando se buscan linfadenopatías, es necesario identificar primero la aorta y la vena cava inferior para seguir su trayecto. Ecográficamente las adenopatías se observan como masas nodulares alrededor de los grandes vasos abdominales, bien delimitadas, sólidas y homogéneas.
Las adenopatías linfomatosas suelen ser hipoecogénicas, en ocasiones casi anecogénicas, siendo difícil a veces su diferenciación con estructuras vasculares. Weill describió tres patrones ultrasónicos que pueden reconocerse: como una imagen en “panal de abejas”, como una gran masa única de bordes policíclicos y, por último, como una masa envolvente alrededor de la aorta y la cava, en forma de “puño de camisa”.
A nivel de retroperitoneo, pueden metastatizar diferentes carcinomas (mama, pulmón, testículo, hígado...). Las adenopatías metastásicas suelen presentar un patrón más ecogénico que las linfomatosas, lo que permite diferenciarlas bien de las estructuras vasculares.
Las tumoraciones malignas del retroperitoneo más frecuentes son los sarcomas, ya sea procedentes del tejido muscular, adiposo o conjuntivo, presentes en el espacio retroperitoneal. Suelen presentarse como masas generalmente grandes, sólidas y con áreas líquidas en su interior por necrosis.
Dentro de la patología retroperitoneal se pueden encontrar una gran variedad de colecciones líquidas, que incluyen hematomas, abscesos, urinomas y linfoceles. La imagen ultrasónica es muy similar en todas ellas y similar a la de las lesiones líquidas en el resto del abdomen, es decir, con escasez o ausencia total de ecos en su interior, buena transmisión del sonido y contornos más o menos regulares.
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